La carne de Asturias ya es un referente nacional. Actualmente se regula su producción bajo una Indicación Geográfica Protegida (IGP). “Ternera asturiana”, o “Carne roxa”, como se la conoce también popularmente, es una denominación que incorpora a dos razas bovinas: Asturiana de los valles y Asturiana de la Montaña. La primera de ellas es mansa, se desenvuelve a las mil maravillas en terrenos accidentados y soporta perfectamente temperaturas extremas.
Es de pelaje castaño, al igual que la Asturiana de la Montaña o Casina, que se implanta principalmente en la zona oriental del Principado desde tiempos inmemoriales, cumpliendo una función esencial en la conservación del medio.
En ambos casos se trata de terneras de gran calidad cárnica, con las cualidades y texturas que exige el consumidor contemporáneo.
Es una carne sana porque tiene niveles bajos de colesterol y ácido úrico, es rica en proteínas y baja en grasas, además es sabrosa y muy jugosa. También es una rica fuente de hierro, cobre, fosfato, potasio, sodio y magnesio. Su excelente genética se completa con una alimentación natural: leche materna y pastos.
Se sacrifican, despiezan y almacenan en instalaciones registradas, siguiendo las normas estipuladas, y en su comercialización llevan precintos y etiquetas específicas de procedencia, peso, lugar y fecha de sacrificio del animal. Está totalmente prohibido el uso de sustancias anabolizantes. Su sello de calidad está plenamente garantizado con rigurosos controles, y por toda la geografía astur proliferan los certámenes ganaderos donde se premian los ejemplares con más mérito, en una línea ascendente de mejora de la cabaña bovina.
En 2006 nacieron en Asturias más de 51.000 terneros. De los mataderos salieron certificados más de cuatro millones de kilos de productos por un importe superior a los veinte millones de euros. Cangas del Narcea es el municipio que lidera la producción de carne en Asturias, seguida de Tineo, Allande y Piloña.